Busca primero entender y luego ser entendido
Entender a los demás y ser entendido es la necesidad más profunda del ser humano. La clave para la buena comunicación es primero entender y luego ser entendido.
Ver las cosas desde el punto de vista del otro, para comprender. Hay cinco malos estilos de escuchar a los demás:
- Distraerse
- Fingir que se escucha
- Escuchar sólo una parte de lo que dice
- Escuchar sólo palabras, sin comprender
- Escuchar de manera egocéntrica, pensando solo en uno mismo
Cómo se escucha de verdad: hay que hacer tres cosas.
1) Escuchar con los ojos, el corazón y los oídos, es tener en cuenta el lenguaje corporal, el tono, el sentimiento, el significado que ponemos en la expresión verbal, el énfasis en cada palabra. Escuchar además lo que no dicen, lo que pueden sentir pero no se atreven a decir. Esto es importante entre los adolescentes, que a menudo piden que “escuchemos lo que no dicen”.
2) Ponerse en su lugar, intentar ver el mundo como lo ven los demás y sentir lo que sienten. Las personas tenemos cada uno nuestro punto de vista y se puede tener distinta razón sobre algo, sin que sea una competición por ver quien se lleva la razón.
3) Pensar como en un espejo, reflejando lo que la otra persona dice, repitiéndolo con tus propias palabras, no imitando, sino repetir el significado, utilizando palabras distintas y con calidez afectiva y atención. Son esas frases que sabemos que facilitan la comunicación: “me parece que sientes…”, “yo lo veo así…”, “noto que te sientes…”, “lo que dices es que…”.. Sobre todo cuando es una conversación importante, hay que dedicarle el tiempo y la atención necesarios.
Se necesita valor para hablar de lo que uno siente, confianza en que podemos decir a los demás lo que nos pasa. La mitad del hábito es escuchar, la otra mitad ser valiente para expresarse. Hay que decirles a los demás cómo les vemos, lo que aprendemos de ellos. Hay que hablar desde el “yo”, hacia los demás, es decir, hablar de uno mismo, de lo que a uno le sucede y no tanto de lo que pensamos que les pasa a los demás. El principal obstáculo para hacerse entender es no emitir los mensajes adecuados, que deben tener en cuenta lo que le pasa al otro y centrarse en uno mismo.