como resolver los conflictos de los adolescentesPara resolver los conflictos de forma constructiva se debe favorecer la empatía y la capacidad de adopción de perspectivas, enseñando a pensar en el proceso de toma de decisiones, anticipando sus consecuencias y ayudando a detectar y a corregir las frecuentes distorsiones que se producen en situaciones muy estresantes.
 
 
Favorecer la empatía
La empatía, es una tendencia disponible a un nivel muy primitivo desde nuestra primera infancia y que nos lleva a sentir lo que siente el otro, proporcionándonos una importantísima fuente de información, así como una de las principales motivaciones para la solidaridad y la justicia. La capacidad para ponernos en el lugar de otras personas puede ser considerada, además, como un requisito necesario para aprender a resolver conflictos de forma inteligente y justa. Conviene recordar, en este sentido, que la mayoría de los conflictos que experimentamos implican, en mayor o menor grado, a varias personas y con gran frecuencia diversas perspectivas que es necesario considerar.

Enseñando a pensar a los adolescentes
Los estudios realizados sobre este tema encuentran que los adolescentes con menor capacidad para autorregular su vida social y emocional suelen tener dificultades en todos los pasos a través de los cuales se interpretan y resuelven las situaciones conflictiva. Ayudarlos a enseñarles modos sistemáticos para resolver de forma más inteligente y justa sus tensiones y conflictos puede ser, por tanto, un procedimiento muy eficaz, que conviene situar en todas las fases de dicho proceso:

1.- Definir adecuadamente el conflicto, identificando todos sus componentes.
2.- Establecer cuáles son los objetivos y ordenarlos según su importancia.
3.- Diseñar las posibles soluciones al conflicto y valorar cada una de ellas teniendo en cuenta las consecuencias –positivas y negativas– que pueden tener para las distintas personas implicadas en la situación.
4.- Elegir la solución que se considere mejor y elaborar un plan para llevarla a cabo. Es muy importante que dicho plan incluya una anticipación realista de las dificultades que van a surgir al intentar llevarlo a la práctica, así como de las posibles acciones que pueden contribuir o permitir superarlas.
5.- Llevar a la práctica la solución elegida.
6.- Valorar los resultados obtenidos y, si no son los deseados, volver a poner en práctica todo el procedimiento para mejorarlos.
Las distorsiones de la adolescencia

El adulto también puede ayudar al adolescente a resolver conflictos, enseñándole a afrontar situaciones estresantes a través de la detección y corrección de pensamientos distorsionados que, de lo contrario, contribuyen a que el estrés aumente y obstaculizan la puesta en marcha de soluciones inteligentes. Entre las distorsiones más frecuentes que se producen en situaciones estresantes cabe destacar:

· La visión de túnel, o tendencia a ver o recordar solamente un aspecto de la realidad, excluyendo el resto,
· El pensamiento dicotómico, tendencia a percibir la realidad en términos dicotómicos ("blanco o negro"), pasando de un extremo al otro sin considerar posiciones intermedias.
· El fatalismo, percepción de falta total de control sobre los acontecimientos que se viven.
· La confusión de los pensamientos y de las emociones con la realidad, o tendencia a creer que lo que pensamos acerca de la realidad es la propia realidad y lo que sentimos como verdadero necesariamente lo es.
· Interpretación exagerada de la conducta de los demás como intencionada y negativamente dirigida hacia uno mismo. El egocentrismo del adolescente puede contribuir a este sesgo cognitivo. Para superarlo conviene activar explicaciones alternativas (accidentes, coincidencias e intenciones positivas).

Contextos familiares para resolver conflictos
Para que los frecuentes conflictos y complejos que surgen en el contexto familiar contribuyan a mejorar la calidad de la educación, evitando escaladas de confrontación que la deterioran, y favorezcan la búsqueda conjunta de soluciones constructivas, conviene:

1.- Estimular la capacidad de los adolescentes para participar activa y responsablemente en decisiones familiares que los afecten.
2.- Evitar los monólogos, las lecciones y las riñas.
3.- Incrementar las oportunidades de realizar juntos actividades gratificantes.
4.- Establecer algunas costumbres diarias en las que poderse comunicar de forma normalizada las incidencias cotidianas.
5.- Evitar reñir continuamente a los adolescentes por conductas de escasa relevancia.
6.- Evitar expresiones que puedan ser vividas como un ataque o un rechazo a la posición de los otros, como las interrupciones, los gritos, las amenazas, los insultos, las críticas (que despiertan actitudes defensivas), así como la escalada de amenazas y expresiones agresivas que se producen en situaciones muy estresantes.
7.- Cuando resulte difícil llegar a un acuerdo en asuntos relevantes, puede ser necesario elegir un momento de serenidad para todos en el que buscar soluciones consensuadas, intentando que cada parte se ponga en el lugar de la otra.
María José Díaz Aguado. Catedrática de Psicología de la Educación.

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